Edmondson dice: “Podemos aprender de todos los fracasos, pero hay algunos para los que la única manera de aprender esa lección es a través de ese fracaso. En otras palabras, la única forma de adquirir el nuevo conocimiento es experimentar y ver qué pasa”. Pero, por desgracia, mucha gente tiene miedo a fracasar.
“La mayoría no es consciente de hasta qué punto nuestra mentalidad actual es un vestigio de la era industrial”, afirma Edmondson. Una vez creados un proceso y un mercado, era posible tener éxito durante mucho tiempo sin grandes experimentos ni cambios. Una producción fiable era vital para el éxito de la producción en masa en las fábricas. Esto, más que la experimentación y la innovación, determinaba el crecimiento y la competitividad de una empresa. Pero esta mentalidad dejó un legado que hacía que los empleados se sintieran incómodos a la hora de compartir ideas, asumir riesgos o expresar sus preocupaciones.
Edmondson insta a los líderes empresariales a “expulsar el miedo de la organización”, como dijo una vez el pensador en gestión Edwards Deming. “El miedo es enemigo del aprendizaje. El miedo es enemigo de la excelencia en cualquier empresa en la que haya incertidumbre”, afirma.
Seguridad psicológica y colaboración eficaz
Para aceptar nuestra falibilidad humana y aprender exactamente cuándo fallar bien, es primordial fomentar la seguridad psicológica, un tema que Edmondson ha estudiado. Eso significa crear una cultura en el lugar de trabajo en la que las personas se sientan seguras de expresar sus opiniones y contribuciones, sin ser ridiculizadas ni castigadas. “Si quieres ser una organización que aprende, y debes serlo si quieres tener éxito a largo plazo en un mundo cambiante, debes tener un entorno en el que la gente se sienta segura para decir lo que está pasando”, afirma.
La colaboración es igualmente vital. Las investigaciones de Edmondson sobre el trabajo en equipo ponen de relieve la importancia de esta dinámica. “Hoy más que nunca, la naturaleza del trabajo excluye los equipos estables: un pequeño grupo de personas que realmente llegan a conocer bien los puntos fuertes y débiles de los demás a lo largo de un periodo de tiempo, y pueden coordinarse casi sin esfuerzo. Ese es el estándar de oro donde el trabajo en equipo es más natural”, afirma. Pero hoy en día muchos trabajos no propician la fomación de equipos únicos y estables. En lugar de eso, tenemos que sentirnos cómodos trabajando en equipos con distintas personas en distintos momentos.
“La forma de trabajar bien en equipo es que los líderes insistan continuamente en la importancia del objetivo general”, añade. “Es difícil, así que hay que motivar a la gente. Hay que volver a darles energía e inspirarles hablando a menudo de los que dependen de nosotros, de lo importante y de lo significativo que es”.
Esto va a ser crucial en una época marcada por la desaceleración macroeconómica, la agitación social, el agotamiento y la preocupación por el cambio climático. Con organizaciones que se enfrentan a numerosas presiones, el fracaso va a ser inevitable. Sin embargo, podemos tomar medidas para minimizar los malos fracasos y maximizar los valiosos.
Edmondson concluye: “Con buenas prácticas y vigilancia, se pueden evitar la mayoría de los fracasos inútiles, y se puede aprender a apreciar la sabiduría de aumentar la tasa de fracasos inteligentes, porque de ahí surge la innovación”. El mensaje es claro: en un mundo convulso, el fracaso puede ser un poderoso aliado en el camino hacia el éxito y la innovación.
Amy Edmondson participará en una mesa redonda sobre “Sacar partido del fracaso” en el Foro Mundial Peter Drucker de este año, que se celebrará el 30 de noviembre en Viena. El tema de este año es “Resiliencia creativa: Liderar en una era de discontinuidad”.